miércoles, 24 de agosto de 2011

Argus... Boldly Stride The Doomed

Argus - Boldly Stride The Doomed

Segunda entrega de los norteamericanos de Argus, lanzada casi exactamente dos años después de la aparición de su debut homónimo, el que tuvo muy buena llegada entre quienes gustan del doom metal más primigenio de raíces sabáticas (léase Candlemass, Trouble), como de quienes gustan del heavy metal tradicional en la vena de Slough Feg, o en menor medida, Manilla Road, o incluso podríamos citar a Iron Maiden, ya que algo de su legado se hace también presente en la música de estos norteamericanos.

La placa abre con la instrumental acústica Abandoning The Gates of Byzantium, una intro de poco más de un minuto de duración, de melodía relajante y algo melancólica. ¿Recuerdan aquél pasaje titulado Orchid que Tony Iommi compuso para el álbum Master of Reality? Bueno, es bastante similar. El primer tema netamente metálico vendría siendo A Curse On The World, un potente corte de heavy metal, puro y genuino, simple y directo, en donde lo primero que se hace notar con fuerza es el exquisito trabajo de Erik Johnson y Jason Mucio en las guitarras paralelas, muy en la vena de lo que hacía The Lord Weird Slough Feg (actualmente llamados solo Slough Feg), en discos como Twilight of The Idols o Down Among The Deadmen.

Para Wolves Of Dusk, la banda saca a relucir su fascinación por el doom, pero más que nada para los coros de la canción y durante la sección media del tema, momentos en los que los riffs se vuelven un poco más arrastrados y la velocidad decae un poco, dándole mayor profundidad y densidad, pero todo siempre con una fuerte base heavy, misma situación que podremos apreciar en The Ladder, aunque en este último si se vislumbran algunos pasajes más sabáticos, sobre todos los que se dejan oír luego de los solos de la canción.

El estruendo de una caballería en acción y el sonido de un olifante, dan la apertura a Durendal, tema dedicado completamente a aquella mítica espada con la que Roldán combatió en la batalla de Roncesvalles, donde fue muerto en el año 778. Se dice que en aquella espada se encontraban incrustados un diente de San Pedro y sangre de San Basilio, reliquias que habrían convertido a Durendal en un artefacto indestructible. Argus en poco más de siete minutos nos cuenta de forma resumida y en parte desde la perspectiva del mismo Roldán, lo acaecido en dicha batalla y el desenlace de esta. En lo estrictamente musical, Durendal parte muy heavy metal, tanto así que cuando comienzan los fraseos de Butch Balich, llega a recordar mucho, tanto en el ritmo como en las líneas vocales, a Quest For Fire de Iron Maiden. Al llegar casi a los tres minutos el tema adquiere aires más doom que sirven para dar más profundidad y emotividad a frases tan honorables y heroicas como Oh hear my cry! With Durendal I fight! / And when I die, with Durendal I’ll lie / I will never go back, never retreat, rather that I meet death / I will never go back, never retreat, even unto my death”.

Continuando con la faceta más doomy con que finaliza el anterior corte sigue 42-7-29, algo melancólico, probablemente producto de la incorporación de delicadas melodías provenientes de un piano, sobre las que frases como “Did you know when you were leaving / you were walking out the door a final time? / If you knew you’d not return to me / why was it that you never said goodbye? se oyen aún más tristes y afligidas, más aun si agregamos la potencia y sentimiento que imprime Butch Balich con su profunda y, para este caso, desgarradora voz. A destacar los muy sentidos solos mediando la canción y los arrastrados y suaves riffs que la adornan. Los treinta segundos finales los reservan para la misma melodía de piano que adornaba los coros, pero esta vez es solo este último instrumento el protagonista.

Boldly Stride The Doomed es el tema más corto de la placa y, por cierto, el más rápido. Luego del relajo provocado por la profundidad y calma de la anterior canción se hacían necesarios un par de minutos de velocidad, un respiro adrenalínico con el que Argus nos recuerda que su heavy metal también puede ser tan directo como se lo propongan. Fading Silver Light baja un poco las revoluciones, pero no se trata de un tema doom, sino más bien de un mid-tempo de hipnóticos, cadenciosos y algo intrincados riffs, los que por momentos recuerdan mucho al Opeth de discos como Still Life y Blackwater Park, lo que no debiera resultarnos tan extraño si consideramos que dicha banda también cultiva entre sus influencias los sonidos sabáticos propios de la veta más tradicional del estilo.

El opus de la placa lleva por título Pieces Of Your Smile, corte que sobrepasa los once minutos con su intenso doom y su lamentosa, pero también algo sicopática letra, en la que nos dan a entender el sufrimiento de alguien que ve partir a su ser amado; su sonrisa ha sido arrebatada, su sonrisa ya no podrá ver… pero resulta que finalmente no encuentra nada mejor que, en un acto de locura, violar la tumba y llevarse consigo las treinta y dos piezas que conforman aquella sonrisa (?!). Casi finalizando se produce un cambio de ritmo hacia algo más acelerado, momento en donde justamente nos cuentan aquél maniaco acto de profanación, pero el cual solo dura algo más de un minuto. Definitivamente es un tema solo para oídos con cierta preparación en este estilo de música, de otra forma se aburrirán con facilidad, ya que, independiente de su armoniosa musicalidad, las interesantes melodías y la delicadeza de algunas de sus partes, su extensión probablemente jugará en contra en quienes no tengan al doom dentro de sus preferencias más habituales.

Para cerrar llega The Ruins Of Ouroboros, que podríamos decir que se trata básicamente de la versión extendida de la intro con la que abren la placa, pero acompañada de batería. Me atrevería a decir que está grabada en una sola toma, en una especie de jam. Quizás es el sonido de la batería el que me da esa impresión, suena demasiado natural, lo que en todo caso a mí me resulta agradable.

Como dije al comienzo, Boldly Stride The Doomed es un trabajo que gustará tanto a quienes gusten del heavy tradicional como a quienes sientan afición por el doom más primigenio. Si lo comparamos con la primera entrega de Argus, creo que está un poco más orientada al heavy, solo un poco, transformándose así, más que en la evolución prevista, en la secuencia lógica de dicho álbum, por lo que si no han tenido oportunidad de oírlo, consíganlo.

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